Continuidad y discontinuidad
Características
esenciales que reflejan propiedades opuestas, aunque relacionadas entre sí, de
los objetos materiales. La discontinuidad es propia de los estados discretos de
la materia (planetas, cuerpos, cristales, moléculas, átomos, núcleos, &c.),
de su grado de diferenciación bajo el aspecto de elementos estables singulares
de diferentes sistemas, de estructuras cualitativamente determinadas. También
se expresa en el carácter del proceso de desarrollo, de cambio, que se efectúa
a saltos. La continuidad, por el contrario, se revela en la integridad de los
sistemas que constan de elementos discretos singulares, en la infinitud de sus
conexiones, en la gradación del cambio de los estados, en el paso sin
brusquedades de un estado a otro. El materialismo metafísico examinaba
aisladamente la discontinuidad y la continuidad. Se basaba ante todo en las
representaciones de la mecánica clásica, la cual consideraba que la
discontinuidad era propia tan sólo de determinados tipos de elementos
materiales (desde los planetas hasta los átomos), y la continuidad lo era sólo
de procesos íntegros, ondulatorios. El materialismo dialéctico no sólo subraya
la oposición de dichos caracteres, sino, además, su conexión, hecho confirmado
por la física moderna, la cual ha revelado, por ejemplo, que la luz posee al
mismo tiempo propiedades ondulatorias y corpusculares. Por otra parte, en la
mecánica cuántica se ha establecido experimentalmente que las partículas
“elementales” además de propiedades corpusculares, tienen propiedades de onda.
La dialéctica de discontinuidad y continuidad permite comprender
científicamente lo específico de los objetos materiales, sus propiedades y
relaciones (espacio y tiempo, movimiento, interconexión de campo y substancia,
&c.).
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